Pequeños, grandes inquietudes, cuestionando hasta la angustia a veces
maravillando y sorprendiendo, particulares invenciones de mundos siempre.
Chiquitos, padecientes de desvalimiento, estando tan a merced y,
así y todo, tan cada uno empujando, queriendo, apropiándose de la vida.
Transformando lo encontrado, eligiendo, balbuceando a lengua abierta,
sonrisas de encía y risas francas, carcajeando sonoramente.
Alumbrando, nuevas miradas luminosas, curiosas, caricias desde su almor.
Tan abrazables, acunables, mimables... His Majesty the baby.
Mi amada pequeña, hermosa princesa, tan apuntando al centro del corazón,
tan certeramente alcanzándome.