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Mis labios sueñan ya con tus sabores
Rafael Alberti

Sabores

Los Talas del Entrerriano | Cocina contemporánea

En el barrio de José León Suárez se encuentra una de las parrillas más populosas, destacadas y generosas del conurbano bonaerense: Los Talas del Entrerriano. Ubicada en un predio de amplísimas dimensiones en el que se enclava un galpón pantagruélico, con tablones por mesas en las cuales los comensales se distribuyen sin distinción de laya y pelaje, en esta parrilla se degustan algunos de las mejores carnes que puede dar la tradición argentina.

Iniciado en la década del '80 como un puesto familiar de choripanes al paso, el Entrerriano en cuestión fue ampliando el boliche en base a la calidad de sus comidas entre las que se destacan todos los clásicos todos de la carne al asador: chorizos de puro cerdo que son una gloria; mollejas corazón que elevan el paladar; un maravilloso matambrito tiernizado, cocido durante horas al calor de las brasas y cuya carne cede fácilmente a la presión del tenedor; auténticas papas fritas bastón que son capaces de destruir el mundo de las papas fast food en un solo bocado; y las grandes estrellas del lugar: chivitos y lechones a la cruz, cocidos al fragor de la leña ardiendo. Con una velocidad y precisión inusitada, los parcos y efectivos mozos del lugar, sirven los pedidos pocos minutos después de realizada la comanda. Con capacidad para atender a cerca de mil comensales por turno, Los Talas del Entrerriano es una parrilla a lo grande, en la total extensión del término.

Los Talas del Entrerriano | Av. Juan Manuel de Rosas 1391 | José León Suárez | Buenos Aires | Argentina
Tel: 4729-8527

El Gimlet: el trago con un largo adiós

-Aquí no saben prepararlo -dijo-. Lo que llaman gimlet no es más que jugo de lima o de limón con gin, una pizca de azúcar y licor de raíces amargas. El verdadero gimlet está hecho mitad de gin y mitad de jugo de lima de Rose y nada más. Deja chiquito al "Martini".El largo adiós | Trad: José A. Lara | Plaza & Janés | 1988

 

Terry Lennox le pasa la receta a su nuevo buen amigo Phillip Marlowe, en el Bar Víctor. Lo que sucede entre esa copa y la última de la novela de Raymond Chandler es lo que ha hecho de El largo adiós, uno de los pilares del policial negro y de la narrativa estadounidense de posguerra. Como retribución, la novela lanzó al estrellato a este trago que, por estas pampas, es muy difícil de conseguir en su formato original. En otras latitudes en las que conseguir el jugo de lima de Rose no es un impedimento, se ha tomado el gimlet y se lo ha ido transformando, de a poco, en un trago con muchas variantes: una guinda verde, un twisse de cáscara de lima, una rodaja de esa fruta, unas gotas de bitter (autorizadas por el mismísimo Chandler), un chorro de soda, almíbar.

Pero algo torció el rumbo de la tradición, uno de sus elementos está siendo reemplazado por otro: sale el gin, entra el vodka. Esta variante no es nueva. Ed Wood, considerado el peor director de la historia del cine y autor de esa cult movie que es Plan 9 del espacio sideral, era un declarado borrachín que usaba esta suplantación etílica. Era tal su devoción que llegó a usar el nombre de Akdov Telmig, inversión del nombre de su trago predilecto, para firmar guiones y, fundamentalmente, para filmar películas porno tan malas como sus largometrajes.

Seguramente, haciendo un exhaustivo rastreo, serán muchos otros los personajes públicos y ficcionales que tengan al gimlet como su trago de cabecera. Desde esta revista recomendamos fervorosamente seguir las indicaciones de Terry Lennox, con el recaudo de enfriar bien la copa con hielo en agua, antes de sumergirse en los efectos taladrantes de este clásico del beber.

Mi Tío | Pizzería

Desde hace casi 40 años, la pizzería Mi Tío despacha a los parroquianos que se acercan al barrio de San Telmo una de las mejores fugazzetas que pueden comerse en la ciudad de Buenos Aires. Fiel a su estilo de bolichón de fines de los '60, sus mesas y sillas, su barra y sus campanas, sus vitrinas son testimonio del paso de los años a la vez que tradición de la que ya queda poca en este tipo de lugares gastronómicos. La atención dista del empalagamiento de la simpatía pero es llevada a cabo eficazmente, desde hace 25 años, por el mismo mozo. Como si un pedazo de la historia de esta ciudad se mezclara con riquísimas porciones de muzzarela, con saladitos fainás acordes, empanadas, tartas y la estrella de la casa, la mentada fugazzeta. Andar por los alrededores de la esquina de Estados Unidos y Defensa y perderse el placer de satisfacer el paladar con una porción no será un pecado pero sí es una verdadera lástima.

Mi Tío | Estados Unidos 389 | San Telmo | CABA | Argentina
Tel: 4362-1244