Miradas
« Nota anterior
Nota siguiente »
Fotograf铆as: William Eggleston
por Alejandro Feij贸o

Las fotos de William Eggleston nos devuelven (coloreada) la pregunta del mill贸n: 驴qu茅 puede haber de art铆stico en el revoque de una pared?

Acaso no sea f谩cil de explicar el deslumbramiento que provocan las fotograf铆as de William Eggleston. Qu茅 pueden tener de atractivo 鈥搒e cuestiona la muchachada鈥 el vidrio de atr谩s de un patrullero, un racimo de bombitas que cae a trav茅s de una columna, una campera colgando sobre lo que parece ser una cuna. A estas cuestiones, tan l铆citas como el propio concepto de “arte”, las atraviesa el hecho de que los motivos en Eggleston resultan de un cotidiano exacerbado, lo cual genera una suerte de rebeli贸n en el espectador. 驴Qu茅 puede haber de art铆stico, en definitiva, en el revoque de la pared de mi casa?

En rigor, la leyenda que supone para la fotograf铆a contempor谩nea la figura de William Eggleston no proviene 煤nicamente de la elecci贸n de sus motivos. Nacido en 1939 en el seno de una familia pudiente del sur de Estados Unidos, Eggleston vag贸 de carrera universitaria en carrera universitaria hasta que de modo casual se top贸 con la fotograf铆a. Enseguida supo que se encontraba ante una herramienta poderosa de expresi贸n. Corr铆an los 煤ltimos a帽os de la d茅cada de 1950; las l铆neas maestras de la fotograf铆a corr铆an paralelas al fotoperiodismo y al retrato en blanco y negro; Cartier-Bresson y Robert Frank se erig铆an como las cabezas visibles de lo can贸nico: el motivo expuesto que si sugiere lo hace por brutalidad y la expresi贸n muda del afroamericano oprimido. Eggleston, habi茅ndose empapado de ambos y admir谩ndolos, sugiere y comienza a transitar un camino nuevo, el del motivo banal castigado a colores, el de la trivialidad crom谩tica; as铆, es lo anticeremonioso de un rutilante envase de pl谩stico lo que traduce la opacidad del esp铆ritu sure帽o, la obsolescencia programada del sue帽o americano.

Se ha equiparado, con relativa justicia, el trabajo de Eggleston con el de Warhol, en lo relativo a la ausencia de filtros interpretativos. Se ha dicho de sus fotograf铆as que son “perfectamente aburridas”. Se ha hablado de la arrogancia de su fotograf铆a y a la vez se lo ha llamado “el fot贸grafo m谩s innovador” de la 煤ltima mitad del siglo XX. Incluso ha sobrevivido al juicio del propio Cartier-Bresson cuando, seg煤n reza la mitolog铆a, se confes贸 ante 茅l: “William, el color es una mierda”. Pero el pataleo del maestro franc茅s hab铆a llegado tarde. Eggleston ya hab铆a convertido en arte las paredes de las casas, los vidrios de atr谩s de los autos.