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Fotos: Isabel Díez
Los paisajes de Isabel Díez se inscriben en un registro onírico que hace de la naturaleza un territorio en movimiento constante.

Como en un juego especular, nos encontramos con las fotografías de Isabel Díez del mismo modo que lo hizo ella: de forma casual. Sus imágenes, está a la vista, transmiten una sensación de perfección técnica que la misma naturaleza que expone se torna sobrenatural en alguna de sus tomas. Lo geométrico, lo onírico, lo que flota, hiela, corre, deja su marca de movimiento, sea cinético o de tiempo. La construcción de su discurso fotográfico se hila a partir de series que le dan una entidad finita a lo inabarcable de retratar la naturaleza. La mutación impresa en un registro de colores y texturas que hablan de un mundo tan íntimo como global. Hacer un recorrido por esas series es acompañarla a los lugares más dispares del ancho mundo; seguirle el rastro a la búsqueda de imágenes que nos sumergen en un registro que se escapa de lo documental, que roza lo pictórico, que hace esquina con su singular forma de capturar imágenes que despierten la atención de quien se cruza con su obra.

Isabel Díez. Bilbao, España, 1966.